Mi vida es agua pasada. Estoy hundido y desvalido. Ustedes pensarán que un ser
como yo no puede sentir tales emociones, pero lo cierto es que sí, puedo sentir lo
que me plazca, para eso soy Dios.
Comenzaré por el principio. Yo existía, yo y solo yo. No me gustaba tanta reflexión sin
ponerla en práctica nunca. Quería sentir que había algo más, porque yo al igual que
ustedes, anhelaba creer en algo aún más superior. Por ello os creé, para poner en
práctica todo mi conocimiento innato.
Al principio de vuestros tiempos, yo era feliz, muy muy feliz. Me dedicaba a
observaros y a meterme entre vosotros para jugar con vuestros pensamientos, con
vuestras emociones. Tal y como yo las había desarrollado. Os creaba disputas y
amoríos para disfrutar imaginándome vuestros sentimientos. Pero llegó un momento
en el que empecé a atisbar algo más, algo que se me escapó en un principio.
Al daros la vida, vosotros os hicisteis cargo de ella. Por más que yo intentase forzaros
a sentir, erais ya vosotros quienes lo controlabais. Decidisteis captar todo ese poder
impoluto y omnipotente que os había entregado de mi energía.
Estas palabras están dirigidas a aquellos pocos que lo habéis logrado. Por fortuna
para mí, la gran mayoría de los humanos aún sigue desconociendo ese brío interno
del que disponen. Pero ya no es lo mismo. Ya se que vosotros, los que palpáis la vida
de verdad. Me habéis superado.
En todo, en lo absoluto. Pues mi don desde que existo es poder hacer y sentir lo que
me plazca, pero ¿de qué sirve una emoción, si el que la provoca conscientemente es
uno mismo? En mis últimos tiempos, me he camuflado entre vosotros con las
esperanzas de contagiarme de esa indeterminación que os hace vivir. Pero nada, solo
existe el vacío.
Tras millones de años cósmicos, me he cansado de la falsa felicidad, de los planes y
controles que me hacen llegar hasta donde yo quiero. No hay nada de real en ello, no
hay… vida.
Por todo ello les envidio, experimentáis la vida de la manera más pura que existe. Os
sorprendéis, os defraudáis y os enorgullecéis. Porque no controláis todo, solo a
ustedes mismos.
Siendo consciente de esta vida que he llevado, y de la que me queda. No puedo sino
autodestruirme. Porque todo lo que he vivido ha sido irreal, ha sido falso e
insignificante. Esto no es la vida, esto es la nada.